No,
No tengo
enemigos,
decía un
alma cándida,
con un punto
de orgullo,
y su doble
capa inmaculada.
Pero los
enemigos,
Te eligen
sin que tú...
Te eligen
siempre,
en tus
elecciones duras,
como en
aquel paso estrecho,
en que no
miraste a los lados,
y había
mucho afecto.
Si los
eliges tú, desde esa casa,
con las
paredes blancas,
ten cuidado,
pues según
Borges,
te irás
pareciendo a ellos.
Tus villanos,
¿De que
visten los canallas?
también con
el alma cándida,
creen que
todo, ha sido para bien,
por pasión.
Voces
dulces, ruidos misteriosos.
Incluso
hasta el que te quería más,
quería
decirte,
que en él,
en ocasiones,
había un
enemigo,
para
prepararte a la batalla.
A veces, reconocemos
al enemigo,
Y según Pogo,
Somos
nosotros.
No Pogo, no,
Casi
siempre, hay alguien más,
lo que pasa,
que con esta
niebla,
Y tu
tolerancia,
olvidas,
olvidas demasiado,
las
humillaciones,
que acabaron
hundiendo,
tus
lealtades de grupo,
haciéndote,
indigno de
su amor.
"Voces dulces, ruidos misteriosos"
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