Los nadadores
del gran lago,
lo han dejado,
para ti ,
liso de paz,
casi para caminar.
Las aguas, estrelladas,
para acogerte,
como un inmenso bautizo.
Maravillosamente desvestida,
ya nadas , entregando al agua,
tus mejores movimientos,
con los míos trabados,
y cada brazada,
añade agua profunda ,
la de entonces ,
alargando el instante.